sábado, 13 de noviembre de 2010

Cada día más anarquista.....

Me siento anarquista de corazón, anarquista hormonal, cómo diría Saramago.
Pero no un revolucionario, soy demasiado escéptico para creer en grandes frases e ideales, esas sólo traen grandes desilusiones y sufrimientos, las revoluciones son siempre charlatanas. Cómo George Bernad Shaw, opino que las revoluciones nunca han aligerado el peso de las tiranías, sólo lo han cambiado de hombros.

No trato de cambiar el mundo, ¡dios me libre! Me conformo con aceptarlo y al menos me cambie lo menos posible. Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, yo me limito a ignorar las reglas del juego establecidas lo máximo posible. Cosa extraña, por mi profesión, pero el mundo esta lleno de contradicciones que resaltan lo colorido de una existencia plena.
Creo en poca cosa, y eso me hace ser más receptivo en las creencias de los demás. He aprendido, cómo Saramago, que no se debe intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
Sueño despierto en un mundo de aventuras, donde Corto Maltes, enciende su pitillo con tranquilidad y el mundo rueda lentamente.
Porque el sueño más real es aquel más distante de la realidad, aquel que vuela solo, sin necesidad de velas ni de viento.