Nada es para siempre me repito una y otra vez,
aún así sé que hay un rumor de silencio que no acallará
nunca.
A veces las paredes y el aire se equivocan de excusas,
manifiesta inconstancia del aire que no dejas de respirar.
Sueños y trípticos de una vida acorralada sin fronteras
límites inconstantes que tanto tienden a cero como al
infinito,
qué más da, si sólo
deseas beber del agua del rio Leteo
absorber olvido aunque sea en el Hades.
Dicen que la suerte está escrita en rojo en un códice
y arrancar su última
página sólo pueden los héroes.
Hay veneno más voraz que la vida.
Quisiera tener la virtud de clavarme un gladius en el
corazón
pero mis manos tiemblan con sólo acariciar la empuñadura de
cuero,
cobardía inata de un egoísmo
sucio y razonable.
¡Oh Federico! Hazme girar el corazón con tus letras sin la
necesidad del viento
ser veleta sin querer arremeter contra el destino de un códice
rojo.
Nada es para siempre me repito una y otra vez,
aún así sé que hay un rumor de silencio que no acallará
nunca.