viernes, 29 de marzo de 2013
jueves, 28 de marzo de 2013
El paseo
A veces de mi boca surgen ecos de mi pensamiento, es duro
ver las estrellas en el firmamento y no poder alcanzarlas. Construyes débiles
escaleras, que sólo sirven de camino al
Hades.
En la calle, bajo la lluvia, encontré a un mudo que me
hablo. Palabras y palabras de silencios contenidos que me causaron cefaleas,
que ni el paracetamol alivió y sólo el tiempo digerir puede cuando curva el
espacio.
Empapado de esa agua divina intente ver el rostro de Dios, sólo
papel mojado, portadas de revistas donde el color es más importante que el
acento. El tintineo de las gotas recuerda a una nana y hace que el tiempo se aletargue
en diminutas parcelas de espacio, donde vidas enteras transcurren sin saber que
la calle esta encharcada.
Veo rostros inmuebles de gran valor catastral que miran absortos
la pequeña sonrisa de una niña al balancearse en el columpio. ¿Cuantos jirones
de orgullo mueren en la trayectoria que realiza la niña con su sonrisa? Ésa es
una cuestión para filósofos de cajetilla de tabaco americano.
Corro y me insulto, me insulto y corro, y no encuentro el
camino hasta que vuelo, pero para entonces ya no lo necesito. El viento me
libera y como el rey del mundo me proclamo, cuando con un gran eructo anunció el
fin de la gravedad.
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