miércoles, 1 de junio de 2011

Correr...

Hizo un buen día, de ésos que aunque medio nublados, el sol no deja de calentar. Un día tranquilo sin más preocupación que el plácido movimiento de la familia. Y tocaba ir a correr. A veces ésas cosas vienen solas, no te las propones y aparecen ahí, sin más. Tocaba ir a correr por el placer de disfrutar ése día. Camiseta, shorts y zapatillas bien abrochadas, siguiendo ésa rutina que te enseñaron desde pequeño al anudar los cordones.


Música, selección para la ocasión… paciente, esperas como se carga el mp3 mientras miras por la ventana cómo el sol juega su interminable juego con las nubes. Listo… un “adéu” y a la calle. Ni siquiera te planteas por dónde ir, coges el viento de cara y dejas que te acaricie. En ésos momentos es cuando descorcho la botella, dejando salir de mi interior una imaginación desbordada.

Corres y corres, te sientes bien, te la traen floja los tiempos, el ritmo… no entrenas, disfrutas. Sientes cada músculo de tu cuerpo, te sientes vivo. Avanzas en una bacanal de sentimientos que te hacen entrar en comunión con ese entorno que te rodea, te integras en un sólo plano.

Suena ésa canción, la piel se eriza. Y cuando te das cuenta ya has subido ése repecho que tanto te cuesta.

Llegas a casa, estiras y el sudor resbala por el cuerpo, gotea y muere en un pequeño charco.

Te sientes bien, satisfecho.

1 comentario:

  1. Sensaciones profundas, interiores, las puedes escribir, compartir, pero es muy dificil expresar estos momentos, personales e intransferibles, por el puro goze de disfrutar.
    A veces hemos de tomarnos algunas actividades por el puro goze personal, no hay mas, tu y tu circunstancia con un puntito egoista, pero que da sentido a muchas cosas de la vida.

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