El Santo Oficio quiso modernizar sus métodos. Fue así que
San Schrödinger propuso un nuevo método para examinar minuciosamente la fe de
una persona. La nueva técnica consistía en meter al sujeto de la investigación
en un cubículo totalmente opaco. En el interior sólo habría un yunque colgado
por un pequeño hilo que apenas soportaría el peso del mismo. Justo debajo el
reo, de manera que si el hilo se rompiera éste caería en su cabeza provocando
su muerte. Sólo la fe podría salvarlo. Pero la fe es omnipresente, su presencia
y ausencia se superponen, su dualidad es inmensurable. Lo que crea una
paradoja, el investigado podría estar vivo y muerto a la vez. Sólo Dios lo
sabe.
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